miércoles, 11 de mayo de 2011

SOBRE CONVERSACIONES CON GENTE DE PALABRA



Conversaciones con gente de palabra”

Por Moshé Korin
“Sembrar es como rezar, como ofrecer una plegaria´ me dijo en un momento Isaías y yo pienso que escribir también lo es. Y no puedo evitar relacionar ambos actos: escribir y sembrar. Para sembrar hace falta arar la tierra y echar la semilla. Para escribir hay que abrir la mente y poner un pensamiento. Hay que abonar la tierra, regarla, cuidarla, sacarle las malezas. Hay que echar a volar nuestra imaginación y enriquecerla con el abono del aprendizaje y la experiencia. Y, por fin, cosechar, con el fruto de nuestro trabajo, el fruto que alimenta el cuerpo y el alma, sacado de las entrañas de la tierra o de las profundidades de nuestra vida.”
Hallar tales reflexiones que entremezclan pensamiento con la belleza de un estilo narrativo que es a la vez conciso y suavemente poético, no suele ocurrir con frecuencia.
Por otra parte, estas palabras reflejan también la capacidad para reflexionar a partir del pensamiento del prójimo: otra cualidad escasa.
Las peculiares características que acabo de mencionar, así como la cita que abrió estas líneas pertenecen a la personalidad y la pluma de I. Kremer, en diálogo con Inés Grimland.
La cita fue extraída del libro “Conversaciones con gente de palabra”, más bien debiera decir que cuando la leí, ella tuvo autonomía frente a mis ojos, pues fue inevitable detenerme y repetirla para saborear el modo en que fue escrita y adentrarme en su idea. Pensamiento que destila en cada frase el enorme valor y potencia que posee la escritura.
A primera vista el libro pareciera ser una recopilación de entrevistas, sin embargo rápidamente, ya desde las primeras páginas, muestra al lector ser mucho más que ello. Ocurre que el clásico esquema de asignación de roles de la entrevista no refleja aquello que esta publicación nos entrega.
Asistimos aquí a distintas conversaciones en las cuales tanto Inés como los otros con quienes se encuentra, dialogan. No retrata del estructurado marco de preguntas y respuestas, sino del ir y venir de ideas, experiencias, reflexiones y preguntas que buscan conocer, acercarse al otro.
De este modo Grimland nos transmite esa frescura que posee una charla amena entre amigos. Inés nos permite conocer no sólo las obras de este puñado de escritores y narradores, sino también las vidas que éstos han transitado.
Recorremos entonces de su mano con esta textura subjetiva, un mosaico literario latinoamericano que abarca México, Uruguay, Colombia y Argentina; que va desde Mario Benedetti a Silvia Plager pasando por Eliahu Toker, Ana María Shua, entre otros.
La polifonía de la obra
“El escritor no es una voz aislada, es un coro: él toma la palabra y se la devuelve a la gente”
Aún si estas palabras son dichas por Jairo Aníbal Niño, creo que describen la concepción subyacente a esta publicación.
Ya que la modalidad de acercamiento que nos ofrece la autora es también singular. El diálogo propiamente dicho con ellos está enmarcado por una reseña biográfica y un fragmento literario seleccionado por la autora como corolario.
De esta forma hallamos un entrelazamiento de voces de escritores hablando de sí, conversando con Grimland y creando literatura.
El valor de la palabra
En diálogo con Jairo Aníbal Niño hallamos también expresado en todo su esplendor, el valor que conlleva la palabra, más allá –o más acá - de la literatura: su valor de nutriente para el crecimiento de lo humano.
“Inés Grimland: aunque suene a lugar común: ¡Cuántas guerras podrían evitarse con palabras!...
JAN: Nos ha costado mucho trabajo abrir los senderos de las palabras, por eso la guerra. La guerra es la ausencia de palabras, el odio es ausencia de palabras. Por eso, en los conflictos se habla de conversación, es decir, que algo ocurre con la palabra, que es una especie de red que no solamente le pertenece a la especie humana. (…) La palabra es de todo lo que vive.”
Como esta perla del pensamiento, el lector hallará tantas otras en este libro, prueba de su valor y deleite para la reflexión, punto de detención para aquel que saboree la reflexión y el arte.
Tal y como afirma aquí Pedro Luis Barcia “(…) la palabra expresión significa liberar lo preso. Inés Grimland funciona como catalizadora de esa liberación.
La autora
Nacida como Idessa Grimland en Ucrania, arribó siendo muy pequeña a la Argentina junto a sus padres, obteniendo aquí la nacionalidad boliviana. Luego, con el tiempo se naturalizaría, adquiriendo además la ciudadanía argentina.
Dedicó sus días al cuidado de su madre, a ser esposa y madre; trabajando como costurera, vendedora, cosmetóloga, cocinera, diseñadora de ropa, oficinista, secretaria, siendo esta larga lista prueba de su fortaleza.
Pero sus inquietudes, su afán de conocimiento y búsqueda no menguaron jamás y a la par de realizar estas labores estudiaba, recibiéndose de Psicóloga Social, Licenciada en Sociología y Mediadora.
Otra hebra fundamental de esta mujer, fue su sed artística, que la llevó a estudiar teatro y tomar lecciones de narración oral, magia, murga, piano, comedia musical, gestión cultural e ídish.
Con suma valentía a sus cincuenta primaveras decidió cambiar y entre esos cambios se encontraba el dedicarse plenamente a ser contadora de cuentos.
“(…) decidí que ya estaba en edad de merecer y opté por un cambio. Cambié de vivienda, de estado civil, de trabajo y de nacionalidad.
Ahora estoy divorciada, cuento cuentos, soy argentina naturalizada y me llamo Inés Grimland.” (Solapa)
Fruto de aquellas decisiones está también el presente libro, fiel herencia de la frescura e intimidad de su cualidad de narradora oral.
Con notable calidez, Inés concluye las palabras preliminares de esta obra dirigiéndose a los 18 escritores y narradores con los que dialogó, a ellos les dice:
“Gracias a todos y todas por los momentos compartidos.
Gracias por el encuentro.”
Su tono cordial que atraviesa el libro todo y la delicia producida en sus páginas, hacen que no se me ocurra mejor vía para cerrar estas líneas que agradecerle a Inés por los momentos a los que nos ha invitado y a los encuentros a los que nos ha permitido asistir.

1 comentario:

  1. hola vieja amiga, pero joven, me gustaria conseguir tu libro, decime donde lo puedo conseguir, inolvidables fueron los momentos pasados juntas en nuesta juvenud,como inolvidable tu personalidad, te mando desde aca, Israel, un abrazo, y una invitcion,si andas por aca, no dejes de telefonearme.
    Perla Blady Frydman Maiseleff

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