Reflexión acerca de diferentes clases de narradores.
Dejando de lado la clasificación “académica” de las diferentes clases de narradores que existen y que podemos encontrar en los libros dedicados a la narración oral, creo que existen diferentes clases de narradores de acuerdo a algo que podríamos llamar “intención”.
¿Qué somos los narradores?
¿Artistas? ¿Trabajadores? ¿Alguna especie de servidores públicos? ¿Alguna extraña clase de misioneros?
Creo que somos todo eso y mucho mas.
¿Para qué narramos?
¿Para divertirnos? ¿Para pasar el tiempo? ¿Para entretener a la gente? ¿Para enseñar algo?
¿Por qué narramos?
¿Por qué nos gusta? ¿Por qué es una forma de ganar dinero? ¿Por qué nos sentimos bien haciéndolo?
Cada uno tendrá su respuesta. Existen narradores improvisados, otros que estudian mucho y nunca se animan a presentarse en público, algunos muy preparados con un amplio repertorio y otros que saben algunos pocos cuentos y chistes y los cuentan muy bien, existen narradores callejeros, otros que actúan en bibliotecas, en teatros, en bares, fiestas, eventos, reuniones infantiles, la gama es amplia y la diversidad mucha.
Muchos narradores lo son de tiempo completo y otros tienen la narración como hobby. Algunos viven de la narración y otros tienen trabajos que les permiten contar en su tiempo libre.
Creo que hay algo que establece una diferencia entre las personas que se dedican a la narración oral, y es la decisión de vivir de este oficio.
La mentalidad cambia cuando hay que costearse los gastos con este trabajo.
Cuando yo entré en el maravilloso mundo de la narración oral pensaba que todo era idílico y perfecto, algo así como el enamoramiento entre dos personas o la ilusión grupal cuando se trata de un grupo. Pero todos sabemos que nada es perfecto, ni siquiera el mundo de la narración oral. Y si además tenemos que pagar la cuenta de la luz, los gastos de la casa y también pasar por el supermercado todo se complica. Lo que me pregunto es porqué para algunas personas ganar dinero contando cuentos es casi un sacrilegio, si este es un trabajo como otros, si somos trabajadores como los carpinteros o los zapateros, sólo utilizamos diferentes herramientas. Porqué si para un actor, un pintor, un escultor es normal cobrar por su trabajo pareciera que hasta nos avergüenza pedir una retribución por lo que hacemos?
Los libros cuestan, los talleres de perfeccionamiento también.
Por supuesto que no tengo respuesta y también se que no a todos los narradores les pasa lo mismo pero me parece un tema interesante para reflexionar y discutir entre pares.
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